Al igual que nuestros PC, los Smartphones tampoco son infranqueables ante ataques externos. La amenaza diaria de aplicaciones maliciosas crece diariamente. Los malware se han disparado un 30% durante el último medio año, como demuestran los estudios más recientes de la compañía Fortinet. Lejos de poder controlarse, espera que siga en aumento durante los próximos años.
Los ciberdelincuentes suelen tener un blanco común, el sistema operativo Google Android, que hoy día ya cuenta con el 70% del mercado mundial. La nueva oportunidad de negocio encuentra a su paso métodos más ágiles para invadir y secuestrar el terminal de una víctima potencial.
El objetivo final es obtener beneficios exigiendo un pago para su liberación. Si éste es exitoso, puede generar una ganancia de unos 10 dólares por cada práctica, que en su gran mayoría son realizadas vía SMS.
El procedimiento se centra en bloquear el teléfono, y arriesgarnos a perder los datos almacenados en el mismo como pueden ser datos bancarios o contraseñas, si no realizamos el desembolso. No correríamos este riesgo si ya contamos con una copia de seguridad previa.
Ante los posibles ataques, lo más conveniente es tomar una actitud preventiva:
– Informarnos de la procedencia de las aplicaciones que deseamos descargar. Si solicita mucha información, es mejor no instalarla.
– Mantener actualizado el sistema operativo de tu terminal, ya que de lo contrario puede verse expuesto a ciertas vulnerabilidades.
– Es recomendable instalarse un antivirus, al igual que hacemos con nuestros ordenadores personales.
– Aunque sabemos que es imprescindible, no siempre revisamos los permisos aceptamos (acceso a nuestra ubicación, enlace con otras redes sociales, o cuentas de correo electrónico).
– Las redes inalámbricas abiertas, como Wi-Fi, suelen ser poco seguras. La información está expuesta a posibles usuarios maliciosos que se encuentren en un perímetro cercano.